Se estima que 1 de cada 5 niñ@s es víctima de violencia sexual, incluido el abuso sexual.
Para que nuestros niños y niñas puedan protegerse, tenemos que enseñarles, es un aprendizaje más. Igual que a comer, vestirse, andar y jugar, necesitan que les enseñemos a conocer su cuerpo, sus límites, lo que se puede hacer y lo que no.
Cada aprendizaje infantil podemos acompañarlo desde el principio con paciencia y respeto, lo que dicen, su forma de hacer las cosas, su ritmo, sus gustos, sus necesidades y límites. Cuando son bebés, sólo pueden expresar su malestar a través del llanto. Con nuestra ayuda, van identificando cuándo tienen hambre, frío, sienten enfado o hay algo que no les gusta, hasta que poco a poco, aprenden a poner nombre a lo que sienten (emociones), decir lo que les gusta, pedir lo que quieren y necesitan (necesidades) y lo que NO (límites).
Para poder escuchar mis necesidades, es importante que me hayan enseñado a hacerlo y para ello tenemos que haber sido escuchados y que nuestra necesidad haya sido cubierta.
Si insistimos una y otra vez en algo que nuestr@s peques no quieren y no necesitan (por ejemplo, que jueguen a las carreras con el chaquetón puesto), su necesidad (quitarme el abrigo porque tengo calor) queda en un segundo plano y no es escuchada. Si esto pasa una y otra vez, dejamos de escuchar las propias necesidades, de alguna forma mandamos el mensaje de “yo sé más sobre tu necesidad que tú o mi necesidad es más importante que la tuya” y para poder poner límites, decir lo que no me gusta y no quiero, tengo que escucharme, no escuchar sólo al otro.
Por eso el primer punto de partida y el más importante es la COMUNICACIÓN.
Cuando los niños y niñas tienen un problema, están tristes, incómod@s o alguien les ha tratado mal, tienen que sentir que pueden confiar en nosotros, debemos ser adultos de confianza y para ello, hemos tenido que practicar la escucha tranquila, sin juzgar la información ni cómo se sienten, conectar emocionalmente, mostrar una reacción acorde con la situación y cubrir su necesidad con nuestra ayuda, dando una solución, esto se llama apego seguro. Dependiendo de nuestras reacciones anteriores, si sienten que han hecho algo mal, es probable que se sientan culpables y oculten información.
Tenemos que hacerles llegar quiénes forman parte de sus adultos de seguridad: son personas en las que pueden confiar cuando pasa algo, pueden vivir con ellos (papá, mamá, hermanos y hermanas), acompañar en sus actividades (profes, amistades), los cuidan (cuidadores y cuidadoras), están en la familia (prim@s, ti@s, abuel@s…) y fuera de ella (policías, médic@s, enfermer@s, psicólog@s…).
A veces, algunas partes del cuerpo son ignoradas, es una gran ayuda que los niños y niñas conozcan su cuerpo y puedan ver todas sus partes con naturalidad. Es nuestra responsabilidad hacerles sentir que pueden hablar con adultos de lo que necesiten, con seguridad y confianza. Esto es importante para no crear ningún tabú, ya que son muy comunes ante un abuso las respuestas de vergüenza, culpabilidad, miedo…
Podemos enseñarles en qué partes del cuerpo, otras personas, ya sean niñas o adultos, no pueden tratar de mirar ni tocar. Una forma sencilla es fijarnos en las partes que están cubiertas por ropa interior. Nadie puede tocar sus partes íntimas, aunque sea un juego, ni siquiera los adultos de seguridad (muchos abusos se dan dentro de la familia, con personas de confianza).
Es importante que puedan decir NO, y puedan hacerlo en cualquier momento, por esto, no debemos obligar a niños y niñas a dar besos, caricias ni abrazos.
Si un secreto es bueno, me hace sentir bien, por ejemplo, un regalo sorpresa para el cumple de un@ amig@ o una visita inesperada.
No todos los secretos son buenos, sabemos que una táctica principal de la persona que abusa es pretender que la víctima no cuente lo que pasa. Tendremos que enseñarles que si un secreto nos hace sentir mal (nervios, tristeza, enfado, malestar…) es malo, y estaría bien que se lo contaran a un adulto de confianza.
Estemos especialmente alerta si el comportamiento se altera en cualquiera de sus formas pero, especialmente con las conductas regresivas:
Tenemos que acudir al adulto de confianza más cercano si…
Este post ha sido realizado por las psicólogas y fundadoras de PSIntonía y del blog.psintonia.es.
Xenia García Romero
Xenia García Romero es psicóloga sanitaria, psicoterapeuta, y especialista en terapia EMDR y Gestalt Clínico EMDR. Actualmente pasa consulta en Madrid, puedes conocer más sobre sus servicios en su perfil de Facebook, https://www.facebook.com/xeniagarciapsicologa/, y solicitar cita con ella a través de Doctoralia.
Sonia Ramírez Reinoso
Sonia Ramírez Reinoso es Psicóloga y terapeuta Gestalt, además de Co – fundadora del Blog PSIntonía. Actualmente pasa consulta en el Centro en Sevilla. Puedes contactar con ella a través de su web o en su perfil de Facebook https://www.facebook.com/soniarr.psicologia.
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