Seguro que has oído hablar muchas veces de la asertividad. Hoy te mostramos qué es y lo mucho que te puede ayudar en tu vida diaria, de mano de la Coach y Formadora Lina Bravo, experta en desarrollo personal a través de la comunicación y el manejo de las emociones, entre otros.
Primero de todo, y aplicado al ámbito que nos concierne, ser asertivo es tener una buena comunicación con nuestros hijos, y es la capacidad de expresarnos afirmando nuestros derechos, sin dejarnos manipular, y sin manipularles a ellos. Vamos a verlo desde el punto de vista práctico, con este caso:
María, tenía una situación conflictiva con respecto a la comunicación con su hija y me comentaba lo siguiente:
Yo quiero que mi hija me comprenda, que me entienda. Es que, a veces cuando llego de trabajar estoy tan cansada, que el cuerpo solo me da para hacer la cena, y sueño con tirarme en mi cama sin que nadie me hable y poder descansar. Entonces solo tengo dos formas de reaccionar: a veces me quedo quieta, y luego exploto diciéndole que “no” tajante y enfadada. Ella no ve que estoy haciendo la cena y después de cenar irá el baño y tiene que irse a la cama temprano -y a mí todavía me hacen falta mil cosas que hacer antes de poder siquiera pensar en irme a dormir, que agobio-. Cuando le digo que no, ella no lo acepta y se pone a discutir diciéndome que ha estado sin verme todo el día y que ella solo quería jugar conmigo. –y se desata la segunda guerra mundial, vamos, la típica pataleta-. Esto me da una ansiedad enorme, porque sé que no lo entiende, y yo buscando en mi interior las palabras para explicárselo de buena manera, pero no las encuentro (no puedo decirle que estoy cansada y me da rabia que no le importe y no sea consciente, porque es pequeña…). La otra opción es aceptar jugar con ella. Accediendo a lo que me pide, aunque tenga que hacer todas las cosas mal y corriendo. En este caso me siento impotente y me callo mi cansancio y mi frustración por sentirme obligada (ya que sé que tiene toda la razón y es mi deber estar con ella un ratito y jugar, al menos antes de dormir). Y claro… al ceder ante lo que ella quiere, entonces me siento mal porque estoy pasando por encima de mis propios sentimientos y necesidades “y primero están los de mi hija, por supuesto”. A mí me gustaría poder hablar con ella para que me comprenda, no quedarme callada simplemente, sintiéndome mal, y poder decirle todo lo que pienso sin contestarle mal, sin hacerle daño y respetando lo que ella piensa y cómo se siente. De verdad, es que no sé qué hacer…
Yo quiero que mi hija me comprenda, que me entienda. Es que, a veces cuando llego de trabajar estoy tan cansada, que el cuerpo solo me da para hacer la cena, y sueño con tirarme en mi cama sin que nadie me hable y poder descansar. Entonces solo tengo dos formas de reaccionar: a veces me quedo quieta, y luego exploto diciéndole que “no” tajante y enfadada. Ella no ve que estoy haciendo la cena y después de cenar irá el baño y tiene que irse a la cama temprano -y a mí todavía me hacen falta mil cosas que hacer antes de poder siquiera pensar en irme a dormir, que agobio-.
Cuando le digo que no, ella no lo acepta y se pone a discutir diciéndome que ha estado sin verme todo el día y que ella solo quería jugar conmigo. –y se desata la segunda guerra mundial, vamos, la típica pataleta-. Esto me da una ansiedad enorme, porque sé que no lo entiende, y yo buscando en mi interior las palabras para explicárselo de buena manera, pero no las encuentro (no puedo decirle que estoy cansada y me da rabia que no le importe y no sea consciente, porque es pequeña…).
La otra opción es aceptar jugar con ella. Accediendo a lo que me pide, aunque tenga que hacer todas las cosas mal y corriendo. En este caso me siento impotente y me callo mi cansancio y mi frustración por sentirme obligada (ya que sé que tiene toda la razón y es mi deber estar con ella un ratito y jugar, al menos antes de dormir). Y claro… al ceder ante lo que ella quiere, entonces me siento mal porque estoy pasando por encima de mis propios sentimientos y necesidades “y primero están los de mi hija, por supuesto”.
A mí me gustaría poder hablar con ella para que me comprenda, no quedarme callada simplemente, sintiéndome mal, y poder decirle todo lo que pienso sin contestarle mal, sin hacerle daño y respetando lo que ella piensa y cómo se siente. De verdad, es que no sé qué hacer…
¿Te ha pasado lo mismo que a María alguna vez? Seguro que sí. Si es tu caso, no te preocupes que aquí vas a encontrar la solución:
Ser asertivo es la manera más sana que podemos elegir para comunicarnos, es no hacerles daño a nuestros hijos con nuestras contestaciones y tampoco someternos a su voluntad, sino decirles lo que pensamos y sentimos de manera directa, tranquila y equilibrada y a la vez escuchándolos a ellos. Lo que da como resultado que no aparezcan la rabia, la ansiedad, ni la culpa.
Como has visto, María justamente ha tenido todas las respuestas no asertivas:
Después de hablar con María ella se dio cuenta de que es importante saber ser asertivo, para poder reaccionar bien ante las peticiones de su hija y en general para su vida diaria, así que le di las claves para mejorar sus habilidades:
Todos tenemos derecho a:
Ser tratados con respeto y dignidad, a poder expresar los propios sentimientos y opiniones, a ser escuchados y tomados en serio, a juzgar nuestras propias necesidades, a establecer nuestras prioridades y a tomar nuestras propias decisiones. También tenemos derecho a decir NO sin sentir culpa, a pedir lo que queremos, dándonos cuenta de que también la otra persona tiene derecho a decir NO, a cambiar, a cometer errores, a pedir información y a ser informado, a disfrutar y a descansar.
Después de hablarlo conmigo también se dio cuenta de que, si para ella era tan positivo aprender a ser asertiva, también le gustaría poder enseñárselo a ella, así que me pidió que además le ayudase con pautas para enseñarle a su hija.
A mi desde luego me pareció estupendo, porque ya sabemos que una de las maneras más usuales de aprendizaje es por imitación, aprendemos viendo las actitudes de los demás y en especial de nuestros padres.
La manera en la que gestionamos nuestras emociones se verá necesariamente reflejada en nuestros hijos.
Enseña a tus hij@s a ser asertivos:
Lo primero es que tengas en cuenta las claves para ser asertivo y los derechos que tenemos todos a este respecto, ya que así podremos hacerles conscientes a ellos.
Estas son las formas indirectas de enseñar asertividad:
Formas directas:
Por último, repasamos con María las ventajas de ser asertivo en la vida diaria:
Al final, gracias a lo que María aprendió pudo comunicarse con su hija, llegaron al acuerdo entre las dos de dedicar 20 minutos a estar juntas antes de cenar, su esposo se empezó a encargar de la cena, así que ellas disfrutaban de ese tiempo juntas.
Las peleas disminuyeron porque a la larga María estaba más cómoda al llegar a casa, y aunque estuviera cansada no sentía la sensación de tener que cargar con todas las tareas de casa ella sola, lo que mejoró, indirectamente, también su relación conyugal. Y finalmente su hija se sentía más atendida y querida y su actitud también cambió.
Lina Bravo es Coach, Consultora Estratégica y Formadora. Está especializada en el desarrollo de las personas con especial énfasis en las áreas de desarrollo del liderazgo, la comunicación, el manejo de las emociones y la mejora de habilidades personales. Puedes encontrar más información sobre ella en su página web www.linabravo.com o contactarla a través de e-mail a contacto@linabravo.com.
¡Muchas gracias por tus consejos Lina!
Foto de madre y niña en el agua de Dawid Sobolewski en Unsplash
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